Llegamos al Peumayén en el verano del 2018, luego de una experiencia difícil en otro jardín infantil nuestro propósito era encontrar un lugar respetuoso con nuestro hijo mayor, Gabriel.
Una recomendación, un “de boca en boca” nos abrió las puertas del lugar indicado, no sólo se quedó sin problemas el primer día, sino que estableció una relación con pares, en donde llama a las “tías” por su nombre, convive y empatiza con niñas y niñas diferentes a él en edad, en aprendizaje, en el lugar del que provienen.
¿Qué podemos decir del jardín? Que no dudamos que al año siguiente se incorporara nuestra hija pequeña Alondra, que no solo han entregado para ellos aprendizajes significativos y respetuosos con sus ritmos de aprendizaje, sino que también se han sentido contenidos y escuchados, en un clima de respeto absoluto por sus cualidades.
Creemos hoy como mapadres que los aprendizajes, sobre todo afectivos y emocionales que hemos recibido como familia de parte del jardín, nos ha permitido sobrellevar la actual pandemia de una manera armoniosa y en donde comprendemos la importancia de la comunidad a la que pertenecemos.